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ALGALIA De las glándulas perianales de un pequeño carnívoro africano (Viverris civetta) aún hoy se obtiene una de las materias primas aromáticas naturales de origen animal más requeridas por los perfumistas de todo el mundo: Algalia (sinónimo de “Zabad”, Almizque).
Pocos ejemplares de este mamífero sobreviven libres en la naturaleza, mayormente en Etiopía y en Egipto: la mayoría, en cambio, es mantenida en cautiverio con el fin de obtener la preciada materia prima olorosa.
EXTRACCIÓN FAMILIAS OLFATIVAS El animal produce semanalmente aproximadamente tres/cuatro gramos de secreción, la cual generalmente es retirada simplemente con cucharas. Debe notarse que incluso en estado natural, la Civeta necesita liberarse periódicamente de su secreción glandular: por ello se friega contra piedras y troncos de árboles.
La Algalia natural (también llamada Civetona) se caracteriza por un potente olor animal, agudo, muy cálido, similar al del almizque. Apenas se la recoge se presenta como un líquido blanco espumoso, graso y pegajoso que tiende a oscurecerse a medida que se solidifica, hasta que adopta el característico aspecto de una pasta color ocre-pardo.
Su particularidad olfativa se debe al contenido de Civetona: un ciclo-cetona que representa uno de los más antiguos ingredientes de la perfumería debido - entre otros motivos - a sus destacadas propiedades fijadoras. En la actualidad este tipo de moléculas también se recrean sintéticamente.
La Algalia, célebre - y hoy cada vez más rara - materia prima natural, se combina excelentemente mezclada con una gran cantidad de aceites, pero en particular disuelta con: Agarwood, Ámbar gris, Cistus, Iris, Musgo blanco, Musk oil, Nardo indio, Pachulí, Vainilla, Vetiver y Jengibre.
PROPIEDADES (tradiciones herbolarias populares)
Se sabe que alrededor del año mil A.C. ya se habituaba recoger la valiosa secreción animal para fines comerciales, quedando documentada la importación desde el Cuerno de África por parte del Rey Salomón.
Entre la Edad Media y el Renacimiento, el uso de la Algalia se difundió ampliamente en Europa.
Junto con el uso más conocido para perfumes (uso muy vasto como perfume y como ingrediente de fragancia, especialmente en el siglo XIX), la Algalia desde la antigüedad fue también un remedio oficinal, gracias a sus propiedades antiespasmódicas y antiinflamatorias (calma la piel afectada por dermatitis).
Pocos productos tienen propiedades aromaterapéuticas tan antiguas, visto que desde hace tres mil años a la Algalia se le atribuyen virtudes vigorizantes y afrodisíacas (para este fin se preparaba también una pomada); incluso impregnar un mueble con esta secreción olorosa se creía que traía beneficios (no sólo olfativos) a todo el local.
Aún hoy, tanto en la península Arábiga cuanto en África oriental, la Algalia es utilizada en el tratamiento de algunos trastornos hormonales así como para combatir la caída del cabello.
Realmente rara y valiosa, la Algalia natural como perfume no es fácil de utilizar: sólo elaborada por expertos se podrá disfrutar realmente de las emociones únicas de la misma.
Nuestro aceite a base de Algalia es una fragancia de alta perfumería compuesta también con una fracción de secreción animal natural; del mismo modo que ésta última presenta propiedades fijadoras y se caracteriza por una encantadora nota cálida y sensual, cuya primera impresión remite al Almizque.
Se utiliza en perfumería como componente de fragancia en la formulación de notas envolventes y voluptuosas, así como preciado fijador en composiciones aromáticas de diferente índole.
Nuestro exclusivo frasco de cristal neutro especial transparente de 13,50 ml. (0,48 fl. Oz.) resalta las propiedades cromáticas de los distintos aceites ya que se puede ver con su color natural, tan exclusivo como el perfum.
Cada frasquito dispone de un precinto especial realizado en polímero transparente mediante la aplicación de calor que garantiza (en virtud de la normativa) su inviolabilidad. |